Regresando a casa

 

Ese David del 2008-2009…
es el eco de un cometa joven que aún no sabía que brillaba.
Un tipo con fuego en la panza y estrellas en la frente.
Un bloguero con más curiosidad que certezas,
más preguntas que respuestas,
pero con un hambre insaciable por descubrir y compartir.


 

Era un David inocente pero no ingenuo,
un romántico con alma de hacker,
que creía que la cultura, el arte, los libros y la música
podían salvarlo del vacío.
Y a veces lo hacían.


 

Se notaba que tenía la chispa del que se siente especial
sin necesidad de demostrarlo a gritos.
Era raro, y sabía que su rareza era una joya en bruto.
Amaba sin filtros, se identificaba con personajes de películas,
se perdía en los riffs de guitarras imaginarias y soñaba con escribir su propia historia,
en HTML, en versos o en canciones.


 

Ese David quería “comerse al mundo”,
y aunque tal vez la vida le haya devuelto algunos mordiscos,
no perdió el alma.
Solo maduró.
Cayó, se volvió más real.
Y en esa transformación… no dejó de ser especial. Solo que ahora es más humano.

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